El jefe nacional de acción y sabotaje del movimiento 26 de julio

Author
Mercedes Ortega Delgado
Frank País García, Jefe de acción y sabotaje del M-26-7

A principios del mes de agosto de 1956, ocurre el primer encuentro entre Frank País y Fidel Castro en México; refiriéndose a ello Fidel en carta a María Antonia, y que hoy se haya en el museo de La Lucha Clandestina diría: “He podido comprobar todo cuanto me habían dicho sobre las magníficas cualidades de organizador, el valor y la capacidad de Frank.”

Al regresar Frank de ese encuentro, trae ya planes concretos para la lucha, instrucciones de Fidel de organizar el movimiento en todas las provincias con vistas a hacer acciones en apoyo al desembarco. Primero se pensó en seleccionar compañeros que irían a México a adiestrarse y regresarían en el Granma, luego se acordó que sería mejor un apoyo que se pudiera dar aquí. Los preparativos incluían las prácticas de tiro, confeccionar granadas, preparar botiquines y puestos de primeros auxilios y la confección de los uniformes verde olivo que se usarían por vez primera, entre otros.

Desde mediados del mes de noviembre, Frank había explicado a los jefes de grupo del Movimiento los objetivos de la acción en Santiago: cercar el Moncada, para neutralizar las tropas acantonadas allí; y acopiar armas, para lo cual se atacaría a la Policía Marítima, a la Nacional y se asaltaría una ferretería en la Plaza Dolores.

En la acción contra la Estación de Policía participaba la célula de Otto Parellada, cuya misión era atacar por el fondo de la Escuela de Artes Plásticas; y el grupo comandado por Pepito Tey, que acometió por el frente partiendo de la escalinata de Padre Pico, y que debió tener el apoyo de una ametralladora 30, llevada erróneamente al sector donde combatía Otto. Junto con algunos de sus hombres, Pepito se atrinchero detrás del paredón en el tope de la escalera de Padre Pico y junto a uno de los suyos avanzó. Subieron la escalera de la jefatura y lanzaron granadas. Ninguna estalló. Los dos tuvieron que retroceder, aunque sin dejar de disparar. Se refugiaron en un murito en la calle Santa Rita y siguieron tiroteando la Estación. A Pepito solo pudo silenciarlo un balazo en la frente. Ya había caído Tony Alomá en un momento del combate, al subir el último escalón de Padre Pico. Entretanto, el otro grupo lanzaba Cócteles Molotov contra la Estación. Pero estaban mal hechos, se extinguían rápidamente. Otto Parellada, incluso herido, no cesaba de disparar hasta que una ráfaga acabó con su vida. Lejos de amilanarse, sus hombres respondieron con una balacera violenta. Se recrudeció el combate. Alguien buscó un saco de yute y pedazos de tela, metieron dentro de él varios cócteles Molotov, le dieron candela y lo tiraron sobre el techo, que empezó a arder.

En otros lugares del territorio nacional también se combatió, hubo levantamientos en Nícaro (donde mataron a Rafael Orejón), Palma, Guantánamo. En Puerto Padre, Raúl Castro Mercader, Paco Cabrera y otros tomaron un cuartel de la Guardia Rural, ocuparon las armas y se alzaron. Hubo acciones aisladas en LAs Tunas, Baire, Manzanillo, Pinar del Río, incendios a servicentros en Cienfuegos y Camagüey, ocupación de armas en Santa Clara, sabotajes a vías férreas y telefónicas en varios municipios matanceros. En La Habana, a pesar de problemas organizativos y de dirección que imposibilitaron una coordinada respuesta combativa, un comando incendió la fábrica de espejos de Almendares y Lugareño.  En Guantánamo, los trabajadores ferroviarios, del comercio y farmacéuticos fueron a la huelga. Los primeros mantuvieron el paro hasta el 6 de diciembre. Luis Lara y otros compañeros estremecieron a Caimanera.  En el central azucarero "Ermita" hubo un levantamiento encabezado por Julio Camacho Aguilera, se tomó el cuartel y se capturaron armas.

Del hecho diría Frank:

“La ciudad amaneció bajo un tiroteo general. Armas de todos los calibres vomitaban fuego y metralla. Alarmas y sirenazos de los bomberos, del Cuartel Moncada, de la Marina. Ruido de aviones volando a baja altura. Incendios en toda la ciudad. El Ejército Revolucionario dominaba las calles y el ejército de Batista pretendiendo arrebatarle ese dominio. Los gritos de nuestros compañeros, secundados por el pueblo, y mil indescriptibles sucesos y emociones distintas. La población entera de Santiago, enardecida y aliada a los revolucionarios, cooperó unánimemente con nosotros. Cuidaba a los heridos, escondía a los hombres armados, guardaba las armas y los uniformes de los perseguidos; nos alentaba, nos prestaba las casas y vigilaba el lugar, avisándonos de los movimientos del ejército. Era hermoso el espectáculo de un pueblo cooperando con toda valentía en los momentos más difíciles de la lucha.”

La acción del 30 de noviembre en Santiago fue un éxito que permitió comprobar la fuerza del Movimiento 26 de julio, así como la adhesión del pueblo a la causa revolucionaria. Esta acción reveló además la capacidad extraordinaria de organización de Frank País y Pepito Tey, como se midió también la capacidad de Frank como dirigente de la heroica acción en apoyo al desembarco del Granma, que arribaría más tarde, el 2 de diciembre. La acción y sus resultados reflejan la estatura de este joven oriental, que fuera el corazón de la lucha clandestina contra la dictadura de Batista. Los jóvenes de hoy tenemos el valioso compromiso de no olvidar la sangre derramada, no olvidar nuestra Historia.

¡Gloria eterna a los Mártires de la Patria!

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