
En noviembre de 1958 era inminente el triunfo de las fuerzas revolucionarias. El ejército rebelde bajo la guía de nuestro Comandante en jefe, Fidel, se anotaba victoria tras victoria. Hacía dos meses que Camilo Cienfuegos y Che Guevara combatían victoriosos en la zona central del país. Mientras en La Habana las noches eran tristes y largas, en las calles solitarias vivía el crimen con que pretendían inútilmente ahogar la rebeldía de nuestro pueblo. Así llegó el 8 de noviembre de 1958.
“La muerte no es verdad cuando se ha cumplido bien la obra de la vida”
Esa madrugada en el apartamento 5 de del 2do piso, en Goicuria 523 esquina O’Farril en la Víbora, tres hombres y una mujer combatieron durante más de cinco horas a las fuerzas combinadas del ejército y la policía batistianas, que desplegaron contra ellos toda la fuerza posible: Ángel Ameijeiras Delgado(Machaco), Rogelio Perea Suarez(Rogito), Pedro Gutiérrez Hernández (pedrito), y Norma Porras Reyes(Gina), esta última novia de Machaco, embarazada en ese momento del único hijo que pudieron tener.
Solo dejaron de combatir cuando se les acabaron las balas, y ya heridos; aquellos bárbaros penetraron al apartamento y los sacaron a la fuerza. Norma, recientemente fallecida, fue la única sobreviviente de aquel crimen. Sus compañeros fueron salvajemente torturados y posteriormente asesinados.
"Jóvenes veinteañeros llenos de heroísmo, honestidad, sensibilidad, ternura y amor a la Patria que asumieron su destino y obraron por construir un porvenir que es hoy nuestro presente. Recordémoslos vivos porque sus vidas pesan más que sus muertes, dejando un recuerdo imborrable, eso también es vivir. "
No olvidar nuestra Historia, respaldar nuestra Revolución defendida con la sangre de tantos jóvenes, es nuestro compromiso de Patria o Muerte.
“Los muertos son las raíces de los pueblos.”
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