
Este extraño sentimiento no nos ha dejado desde aquel noviembre, te fuiste y un vacío se acumuló en el pecho desde entonces, nadie podrá llenarlo, porque el amor que sembraste nació multiplicado y aprendimos a amar la patria en tu honorable misión de entregarlo todo: por eso en ti la muerte, muere de vida.
Te sabemos repetido en los jóvenes de hoy, en los que trabajan para hacer, que es la mejor manera de decir; haciéndole culto a la dignidad plena del hombre, como nos pidió el Maestro. Poniendo la justicia tan alta como las palmas como tu Generación, la del Centenario; la del bando de los impacientes, la de los que construyen; nosotros los agradecidos sentimos como una pena el que nos faltes en estas nuevas batallas, pero no te preocupes no claudicaremos y las ganaremos también en tu nombre de ¡Patria o Muerte!
Rememoro hoy mis palabras de ese día 25 de noviembre de 2015:
El pueblo de Cuba, aquel pueblo que magistralmente definiera Fidel, en su alegato de defensa “La Historia me absolverá”, hoy está de luto; pero las palabras se me niegan al luto, como dijera Martí al referirse al asesinato de los estudiantes de medicina de 1871.
Ahora nace a la leyenda el hombre que nos educó con la ardiente palabra y el ejemplo cotidiano, que nos enseñó el sentido del deber, el amor al trabajo, que nos hizo internacionalistas y famosos en el mundo entero por su hidalguía, su visión de futuro, su capacidad de trabajo y estudio, por su dominio de la palabra y su valor sin límites. Diría Martí: “Ser hombre es en la tierra, dificilísima y pocas veces lograda carrera”, nosotros que conocimos al hombre Fidel, sabemos que se graduó con honores. Ese que nunca sintió miedo ni a equivocarse, que nunca se rindió ante nadie ni nada y que permanecerá ya por siempre vivo e invicto.
Nosotros a los que nos llena de orgullo llamarnos: comunistas, revolucionarios, militantes de la vida, cubanos; a los que lega el compromiso de adelantar con “todos y para el bien de todos” en la patria libre que soñara el apóstol; también nos corresponde el compromiso incondicional de defender sus ideas, de actuar en consecuencia con su legado. Conscientes de eso viviremos para que él nunca muera, por qué; “La muerte no es verdad cuando se ha cumplido bien la obra de la vida”; y “Cuando se muere en brazos de la Patria agradecida, la muerte acaba, la prisión se rompe, y empieza al fin con el morir la vida.”
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